—¿Qué estás mirando? Escribe un pagaré. Cuanto creas que valga tu vida, escribe cuantas piedras espirituales es eso. Aunque, si la cantidad que llegues a escribir es demasiado pequeña, no olvides que tengo un montón de piedras espirituales en mi bolsa y que podría entregarlas para comprarte.
—¡Tú! —gritó Taiyang Zi, casi escupiendo un bocado de sangre mientras miraba a Meng Hao. Después de un largo momento, suspiró y luego anotó una enorme suma en el pagaré. Meng Hao la colocó cuidadosamente con su colección de otros pagarés.
Cuando la gente de la multitud, y Taiyang Zi, vieron cuántos pagarés tenía Meng Hao en su bolsa de posesiones, dieron un grito ahogado.
—¿A cuánta gente habrá estafado en el pasado...? ¡No puedo creer que tenga tantos pagarés!
—¿De dónde es exactamente? No puede ser un cultivador de las tierras del Cielo Sur ¿Verdad?