—Compañero Daoísta, mi aprendiz no entiende cómo funcionan las cosas. Por favor, no te ofendas. El Fuerte Marino podrá ser grande, pero todo se maneja de manera abierta y clara. Una vez que estés allá, compañero Daoísta, lo comprenderás naturalmente.
La joven se mordió el labio inferior y no dijo nada más. Simplemente miró a Meng Hao suplicándole con la mirada.
El viejo estaba empezando a preocuparse un poco. —Compañero Daoísta… —continuó, yo contesté todas tus preguntas sin retener nada. Mi aprendiz solo está nostálgica por su hogar. Sin embargo, si nosotros, los Cultivadores, deseamos progresar, debemos salir de nuestras zonas de confort. Por eso la saqué al mundo, para que gane experiencia.
Meng Hao miró a la joven y al viejo, y luego suspiró hacia dentro.