En cuanto sonó la voz, los vientos y las nubes dejaron de moverse. ¡No se escuchó ningún otro sonido!
El río de estrellas continuó retumbando en el aire, llevando a Zhao Youlan con él mientras se dirigía hacia la tierra. Ahora tenía los ojos bien abiertos, y apenas podía ver la imagen de un anciano con una larga y blanca túnica. Volaba en el aire, con el cabello flotando a su alrededor, su rostro envejecido y lleno de arrugas. Era imposible saber cuántos años tenía, pero parecía que acabara de salir de una tumba.
Una sensación de putrefacción lo rodeaba, como el aire que envolvía a una persona que había llegado al final de sus días pero que no estaba dispuesta a dar los últimos pasos hacia el final. En vez de eso, haría algo completamente impresionante.
Sin embargo, no parecía poseer un cuerpo de carne y hueso, sino que era semitransparente.