En la vasta extensión de tierra entre el Cuarto y Tercer Pico, había una enorme fosa en el suelo de la que emanaba una pulsante frialdad hacia el aire.
Mientras volaba por el aire, Meng Hao lo notó inmediatamente. Aún más llamativas eran las numerosas viñas verdes que se podían ver cerca del pozo. Brillaban casi como tesoros, cada una tan ancha como una persona y repleta de un poder increíble.
—Me pregunto ¿Qué hay en ese hoyo?...—pensó. Meng Hao no estaba seguro de por qué, pero cuando miró en dirección a la fosa profunda, de repente sintió una sensación que daba la impresión de que el mundo entero estuviese borroso y superpuesto sobre sí mismo. Aunque su mente volvió rápidamente a la normalidad, aun así quedó completamente conmocionado.