El Patriarca Huyan miró hacia la pantalla que acababa de formar con el polvo de la ficha de jade y sus ojos comenzaron a brillar intensamente. Había algo en la persona representada que le parecía familiar. Estudió el rostro por un momento, y al hacerlo, su aura se volvió oscura y fría.
—Es él… El Anciano Sagrado Totémico de la Tribu Cuervo Dorado. Él tenía un segundo Espíritu Demonio que yo busqué, sólo para que me detenga aquella mujer extraña. Ella no me dejó otra opción, más que huir.
Pensó por un momento, antes de que sus ojos brillaran de repente y tuviera que reprimir el dolor en su corazón. De repente, había notado algunas cosas extrañas.
—Antes de que Qing muera, ninguno de los tesoros salvavidas que le había dado se activaron. Esa es la primera cosa extraña.
—Además. Claramente, murió hace un día. Sin embargo, algo estaba evitando deliberadamente que yo pudiera dectar su muerte hasta ahora.