La voz de Meng Hao pareció resonar desde el mismo Mar Violeta. Rugió como un trueno sorprendente, haciendo que el rostro del joven de túnica negra se desencaje inmediatamente. Se volvió y se transfromó en un rayo negro que salió disparado hacia la distancia.
—Si hubiera sabido que podía dectarme, me hubiera escondido por más tiempo —dijo entredientes—. Maltida sea… ¡Perdí una oportunidad! Ahora ya sabe que existo, antes de lo esperado.
Su rostro se agitó mientras se alejaba a la máxima velocidad posible.
Hace años, había quedado sorprendido por la Trasmigración Demoníaca de Meng Hao y había huido. Después, al sentir que Meng Hao había regresado, fue inteligente y no hizo nada para llamar su atención.
Sabía que depender sólo de su propio poder para alejar a la espada de alma verdadera de Meng Hao sería difícil. Así que, había decidido usar a una persona para deshacerse de otra. El resultado de todo aquello fue la muerte de Huyan Qing.