Cuarenta años pasaron volando. Aún había gente que recordaba a Meng Hao, pero la mayoría sólo recordaba la escena en la que alguien trajo 800.000 neo-demonios a través del Fuerte Puertanegra.
Respecto a la apariencia de Meng Hao, la mayoría de las personas apenas podía recordarla.
Mientras pasaba el tiempo, Meng Hao era olvidado lentamente.
En verdad, era lo mismo con él. Ni siquiera su sombra podía verse sobre el Mar Violeta del Desierto Occidental. Ahora, había estado sumergido en el fondo por años.
Estaba sentado, con las piernas cruzadas, sobre lo que alguna vez había sido la tierra del Desierto Occidental. Esta vez, duró mucho tiempo.
No se movía, no respiraba. Parecía no haber ningún signo de vida en él. Estaba sentando en la oscuridad del fondo del mar, recluído en la meditación.