Los espectros miraron a Meng Hao, y él devolvió la mirada. Los espectros parecieron dudar, como si algo los confundiera.
La expresión de Meng Hao era la misma de siempre. Sin embargo, miró de atentamente a los espectros, prestando atención a su reacción.
Después de un momento, una gran aura de muerte se levantó sobre ellos. Sus cuerpos se pusieron en movimiento y se lanzaron hacia Meng Hao.
Meng Hao frunció el ceño y suspiró levemente. Mientras los espectros se acercaban, apuntó con su mano de derecha, haciendo que una luz sangrienta explotara desde su cuerpo. Dentro de esta luz sangrienta había una gran fuerza vital que se lanzó hacia adelante. En un abrir y cerrar de ojos, se estrelló con los espectros.
Cuando eso sucedió, una voluntad exterminadora estalló e hizo que todo se estremeciera. Un sonido, como de un trueno, hizo eco mientras los cuerpos de los espectros se hacían pedazos. Ahora estaban muertos en cuerpo y alma.
