Habiendo experimentado la batalla con su archienemigo, se podría decir que la Tribu de la Divinidad Cuervo había ganado una gran victoria. Habían exterminado a la Tribu de los Cinco Venenos. Desafortunadamente, esa victoria tuvo un precio muy alto.
De su fuerza de diez mil Cultivadores, ahora solo les quedaban un poco más de tres mil. Sin embargo, aquellos que se quedaron se habían sometido a una especie de bautismo. Ya sea en términos de base de Cultivo o en la impresión que dejaron en otros, ahora eran tan afiladas como espadas... espadas mortales desenvainadas.
En todas las batallas que lucharon lo hicieron de forma que incluso la muerte significaba poco para ellos. En medio de la sangre y el asesinato, incluso lo que significaba ser un Cultivador cambió en sus corazones.