En el Mar de la Vía Láctea flotaba en una isla. Si mirabas a la isla desde arriba en el cielo, tenía el aspecto de una tortuga. Esta isla había sido un gran misterio en el Mar de la Vía Láctea durante los últimos años. Flotaba aquí y allá, rodeada de brumas. De repente, la isla flotante se detuvo y se escuchó desde dentro un asombroso rugido de furia.
—¡Jódete, bastardo! Me quedé dormido, ¿y ahora vienes a molestarme? ¿Crees que quiero esos recuerdos de ese bobo Meng Hao? ¡Maldición! ¡Jódete!
La estruendosa voz del Patriarca Confianza hizo eco, levantando enormes olas en el Mar de la Vía Láctea. La voz arcaica dijo ansiosamente:
—¿Cómo podría algo como eso existir siquiera? ¿Cómo puedo lograr separar esto? ¿Cómo?