Meng Hao había practicado la Cultivación durante muchos años. Desde el día en que comenzó su viaje en el Monte Daqing hasta el final, había experimentado muchas situaciones mortales. Sin embargo, esta crisis en particular fue la más grande que hubiese experimentado hasta ahora.
Las consecuencias de matar a uno de los hijos de Ji habían sido enormes. Recientemente, había percibido indicios de que el mastín podría estar comenzando a despertar, lo que le dio un poco de confianza. Sin embargo ahora...
¡Habiendo visto la muerte del viejo lombriz de tierra, Meng Hao sabía que no había absolutamente ninguna forma para que él luchara contra esta inaudita Separación Kármica!
Su rostro estaba pálido cuando se dio cuenta de que todo a su alrededor estaba una vez más completamente inmóvil. Los miembros de las cinco grandes Tribus, los neo-demonios, incluso las nubes en el cielo estaban completamente inmóviles. Solo el hilo de pesca y Meng Hao podían moverse.