El rugido retumbó, sacudiendo los Cielos y haciendo temblar la tierra. El bosque circundante estalló en el caos, como si una tempestad hubiera surgido y estuviera preparándose para convertir toda la vida en cenizas.
Dentro del rugido había contenida una poderosa presión que todos los Cultivadores podían sentir. Inmediatamente hizo que las caras de los miembros de la tribu Cuervo Explorador cayeran: la sangre salpicaba de sus bocas y sus oídos sonaban.
Toda la piel en el cuerpo de Gran Peludo se erizó, e impactantemente, emanó un aura de vigilancia. Sus ojos estaban llenos de una frialdad glacial, y ni siquiera se podía detectar el más mínimo rastro de sentimiento, solo un intento asesino. Bajó la cabeza e instintivamente comenzó a emitir gruñidos bajos y amenazantes.