Al mismo tiempo que el joven aplastaba el deslizamiento de jade...
No muy lejos en la misma cadena de montañas había dos picos que parecían querer subir a las alturas más altas de las nubes. Se alzaban sobre la tierra, mirando en todas direcciones, dos poderosos guerreros mágicos cuya vista enviaría conmoción al corazón de cualquiera.
Todos los días al mediodía, cuando la luz del sol era más densa, estas dos montañas brillarían con una luz plateada. Esta luz era del tipo que podría dividir el Cielo y la Tierra. Circulaba por el área, enviando poderosas ondas. ¡Esta no era otra que la casa de la tribu Cuervo Soldado!
En el segundo pico de la tribu Cuervo Soldado había un peñasco de piedra caliza sobre el que se sentaban siete u ocho miembros de la Tribu Cuervo Soldado, todos sonriendo respetuosamente. Sentado en medio de ellos había un hombre de mediana edad que bromeaba y reía con los miembros de la tribu que los rodeaban.