¡Roar!
Se podía escuchar un nuevo sonido desde las profundidades de las interminables montañas boscosas. El rugido se expandió, aparentemente lleno del poder de romper todo en pedazos. Sonaba como rayos que luchaban entre sí, que luego se unieron en un aullido, y luego, una voz.
—¡Outlander!
La voz sonaba como innumerables voces combinadas. Lo más extraño fue que cualquiera que la escuchara podría decir que este no era el rugido de un Cultivador. No, ¡esta voz no era humana!
En el instante en que apareció la voz, se hizo eco en todas las direcciones, haciendo que todos los demás sonidos dentro de las montañas y los bosques pararan instantáneamente. Los corazones y las mentes de los miembros de las cinco Tribus se conmovieron al instante. Sus rostros inmediatamente revelaron asombro.
—Eso es…
—¡Esa es la Bestia Outlander! ¡La Bestia Outlander con el rugido de un Inmortal!