Los cientos de Cultivadores Renegados flotando en el aire no se fueron: querían quedarse y ver la batalla.
Todos y cada uno podían decir que esta niebla no era obra del Palacio de Tierras Negras. Muchas de estas personas habían vivido en la zona durante mucho tiempo. Después de hacer algunas preguntas, llegaron a descubrir que la niebla no pertenecía a ninguna otra que la floreciente Iglesia de la Luz Dorada.
Miraron con una mirada intensa a medida que aumentaba la velocidad de la niebla, acercándola cada vez más a las defensas de la ciudad Dongluo. 15 kilómetros, 10 kilómetros, 5 kilómetros, 2,5 kilómetros...
Todo el camino hasta que una explosión masiva sacudió la tierra y envió vibraciones por el aire. Cuando la niebla se estrelló contra la ciudad Dongluo, el cielo y la tierra se pusieron pálidos. La ciudad Dongluo tembló cuando las hojas que la rodeaban comenzaron a brillar. La niebla se agitó violentamente, y un intenso rugido emanó de ella.
