—¡No!
La visión de Meng Hao consumiendo la píldora envió a todos los Cultivadores, incluso a los Patriarcas de las tres grandes Sectas, a un frenesí. Sus mentes giraban, y no podían controlarse a sí mismas: corrieron locamente hacia Meng Hao.
Meng Hao estaba tranquilo mientras colocaba la píldora medicinal en su boca. Sin embargo, sus ojos brillaban con una luz extraordinaria. Su cabello se agitó en el aire cuando la Tribulación Celestial se revolvió sobre él. Se sentó derecho y alto en medio del lago dorado, lleno de una especie de gracia divina.
La píldora no se disolvió, sino que instantáneamente se deslizó hacia abajo a su abdomen. Cuando eso sucedió, el rayo descendente de repente se detuvo en el aire y explotó. Incontables chispas de electricidad se filtraron, formando algo que parecía una cara.
