En los años venideros, los Cultivadores fuera de la cuenca de la Cueva del Renacimiento no podrían olvidar los eventos que habían presenciado.
En sus recuerdos, siempre podrían ver esa estrella fugaz volando desde la niebla dentro de la cuenca. Parecía estar en llamas con fuego que hacía añicos el cielo, emitiendo un brillante resplandor que nunca podrían olvidar. Dentro de esa llama y resplandor estaba, por supuesto, Meng Hao.
Aprendiz de Legado de la Secta del Destino Violeta, cuarto Gran Maestro del Dominio del Sur, Caldero de la Píldora, dueño de la Escritura Sublime del Espíritu, heredero del legado Inmortal de Sangre. Cualquiera de estos sería suficiente para hacer famoso a un Cultivador. Pero que todos ellos estén encarnados en una sola persona haría que esa persona se convirtiera en una leyenda en el Dominio del Sur.