Más de mil píldoras medicinales se arremolinaban para formar un caldero. Aroma medicinal llenó el área. En un instante, todos comenzaron a respirar pesadamente, conmocionados por la vista del caldero gigante. Todo estaba en silencio.
Lin Hailong se puso de pie, mirando a Meng Hao, con los ojos brillando con un brillo sin precedentes. Junto a él, An Zaihai, que ya conocía la verdadera identidad del Gran Maestro Caldero de la Píldora, no pudo evitar quedarse sorprendido al ver el caldero formado por las píldoras consumadas de noventa por ciento.
Los otros Señores del Horno violeta estaban atónitos. Esta cantidad de píldoras consumadas en un noventa por ciento, todas ellas marcadas con el símbolo de un caldero, indicaban claramente la identidad de Meng Hao. A partir de ahora, nadie sería lo suficientemente estúpido como para negar que era Caldero de la Píldora.