La montaña desapareció. Lejos, muy lejos en la distancia, una cadena montañosa era apenas visible.El cieloya no era azul. En cambio, estaba tan rojo como la llama, porque era el crepúsculo.
El crepúsculo arrastraba el resplandor del sol poniente, que se filtraba por la tierra hasta convertirse en una manta sobre una pequeña ciudad a nivel de condado. Las murallas que rodeaban la ciudad habían existido durante muchos años, lo que era claro por su aspecto antiguo. Estaban cubiertas de manchas y marcas, evidencia del paso del tiempo.
Encima de las paredes, algunos guardias holgazaneaban. De vez en cuando, los sonidos débiles de su risa y de su conversación bajaban al burdel de abajo. Había una chica nueva en la ciudad, y su risa contenía la belleza de la anticipación que surge en la vida.