Diez formaciones sucesivas de hechizos protegían a la Secta Demonio Sangriento. Cuando los 200.000 cultivadores del Dominio del Sur escucharon la proclamación del Demonio de la Píldora, abrieron los ojos y salieron de meditación. Sus ojos seguían enrojecidos; su justo ardor no se había evaporado en absoluto.
Aunque habían podido descansar unos días, sus mentes eran como tensas cuerdas de arco que no se habían relajado en lo más mínimo. Todo el mundo estaba esperando... A que comenzara la batalla final.
Ahora había llegado el momento.
Nadie hablaba. El sonido de su respiración formaba un eco estruendoso y reverberante. Todos y cada uno de los cultivadores irradiaba un aire asesino. Mezclado en un aura impresionante que hacía temblar todo.
En esa batalla, ¡no habría a dónde retirarse!
En esa batalla, ¡el frenesí final del Dominio del Sur se desataría!
En esa batalla, ¡la derrota significaba la muerte, y la victoria una oportunidad para la vida!