Aparte de Yan Yang, muchos genios de las tres sectas principales miraron a Nie Li mientras se marchaba, sin saber lo que estaban pensando.
Los discípulos de esas tres sectas intercambiaron saludos entre ellos antes de retirarse.
Ye Xuan quería saludar a Xiao Ning'er, pero ella ya se había marchado con Nie Li sin siquiera mirar hacia donde él estaba. Su corazón era como las hojas secas del otoño. Al comienzo, todavía se sentía superior cuando se enfrentaba a Nie Li. Pensaba que cuando Xiao Ning'er se diera cuenta de esa realidad entendería quién era el más adecuado para ella. Pero ahora, Ye Xuan solo podía sonreír con amargura una y otra vez. ¿Qué podía hacer para competir con Nie Li?
—El Hermano Mayor Ye Xuan no estará admitiendo la derrota, ¿o sí? —dijo Murong Yu mirando la sonrisa amarga de Ye Xuan.
—¿Qué otra cosa puedo hacer? —preguntó Ye Xuan después de un momento de silencio.