El rostro de Yu Yan mostró de inmediato una expresión de dolor, como si estuviera envuelta en una intensa lucha.
Al percibir que algo no estaba bien, Nie Li se apuró a sostenerla entre sus manos. Seguía teniendo el cuerpo tan pequeño como antes y una exquisita piel impregnada de infinitas tentaciones. Casi ni se notaban las finas ropas de seda que llevaba puestas.
Sin embargo, el actual Nie Li no prestaba atención a esos asuntos. Presionó su pulgar contra el pecho de ella y envió una pizca de su fuerza de alma al reino de alma de Yu Yan.
—Uf…—gimió Yu Yan mientras retorcía su cuerpo por el malestar.
A Nie Li le corrió una extraña sensación por el pulgar. Podía ver que Yu Yan estaba sufriendo un intenso dolor, probablemente debido a que en su reino de alma se estaba desarrollando una batalla feroz. Nie Li hizo más presión con el pulgar, y envió así sus intenciones directo al interior del reino de alma de Yu Yan.