Desde el principio, Xuan Yue asumió que ocupaba el tercer lugar entre los talentos de la Secta Nota Celestial.
Aparte de Xiao Ning'er y Ye Ziyun, ella nunca puso a nadie más en sus ojos.
Sin embargo, ella nunca esperó que aparte de ella, hubiera tantas otras genios del Reino del Dao del Dragón en la Secta Nota Celestial.
En ese mismo instante, sus sueños de convertirse en la Maestra de Secta fueron disipados.
—No, eso es imposible. ¡Maestra de Secta, deben haber hecho alguna hechicería demoníaca y pretenden engañarte! —gritó locamente Xuan Yue. En ese mismo instante, el porte distante que ella había fingido tener fue destrozado.
Sus acciones sin fundamento hicieron que Nangong Xianyin frunciera el ceño.
—¡Maestra de Secta, no debes dejarte engañar por esa gente sucia! —gritó histéricamente Xuan Yue.