Nie Li nunca imaginó que eso sucedería. Sus ojos se abrieron al máximo.
¡Long Yuyin era como una diosa que había descendido desde el Noveno Cielo! En su cuerpo no había quedado ni un solo hilo. Sus curvas prominentes y perfectas irradiaban una belleza tal que era casi imposible mirar para otro lado.
Una energía formidable se derramaba sobre el cuerpo de Long Yuyin a través del shenmen de su cabeza.
Long Yuyin apretó los dientes y soportó el intenso dolor. Hizo todo lo que pudo por abrir los ojos, solo para ver semejante situación y la mirada de Nie Li. Se sonrojó al instante.
—¡Tú...! ¡Deja de mirar!
Nie Li sonrió y desvió la mirada. Después de todo, Nie Li había vivido dos vidas. Aunque ya había visto todo de Long Yuyin, se mantuvo tranquilo y en calma.
Pasó un rato hasta que la conciencia de Long Yuyin se aclaró lo suficiente como para que se sorprendiera por la fuerza que había adquirido.