Si alguien hubiera subido al escenario en ese momento, la multitud solo se habría burlado de él.
Como parecía que nadie más quería ser voluntario, Qin Yue estaba a punto de dar por finalizado el evento. Sin embargo, Nie Li se levantó de golpe y sonrió con aire despreocupado.
—¿Puedo intentarlo?
Un silencio sepulcral invadió la cámara lateral. Todos clavaron sus ojos sobre Nie Li, perplejos.
¿Qué estaba ocurriendo?
¿Quién era ese niño?
¿Había alguien que se atrevía a subir después de Yan Yang, Mingyue Wushuang, y Long Tianming?
—¿Quién es ese muchacho? ¡Debe ser un idiota que no tiene idea de la altura del cielo o de la profundidad de la tierra!
—¡Yo sé quién es! ¡Es el genio número uno de la generación más joven de la Secta Plumas Divinas!
Pero aunque fuera el genio número uno de la generación más joven, ¡no dejaba de ser demasiado arrogante para tratar de enfrentar su propio propósito Dao contra esos tres!