Nie Li sacó su espejo de alma y buscó restos del alma de Ye Zong. Algunos hilos de luz volaron hacia él; sin embargo, solo eran rastros de su aura de alma. Solo con el aura de alma, sería imposible revivir a Ye Zong.
Un profundo dolor le atravesó el corazón.
—¡Este agravio es totalmente irreconciliable! ¡Señor Demonio, si no te hago pedazos, entonces yo, Nie Li, no soy humano! —Nie Li apretó con fuerza el espejo de alma entre sus manos hasta que las venas sobresalieron de su brazo. Cuando pensaba que, a partir de ese día, Ye Ziyun no tendría padre, Nie Li se llenaba de un sentimiento de vergüenza y culpa hacia ella. Aunque había regresado a la vida, no había logrado proteger a su padre.
Poco a poco, el polvo se fue asentando.