El cielo lleno de polvo dificultaba mucho la visión, pues las partículas aterrizaban con lentitud. Solo se distinguían dos figuras a una gran altura. Uno era un individuo escuálido con el pelo en partes blanco y barba. Los ciudadanos de Ciudad de Gloria lo consideraban su dios de guerra: era Ye Mo. La otra persona llevaba ropa blanca y estaba rodeado por una terrible tormenta. Él era quién había tomado el compromiso con Nie Li: ¡el Señor Demonio!
El Señor Demonio se encontraba erguido orgullosamente en el cielo mientras una majestuosa tormenta compuesta por la Ley del Infierno giraba a su alrededor. En ocasiones, la energía se transformaba en imágenes de todo tipo de demonios.
—Ye Mo, cuánto tiempo sin vernos. Nunca pensé que aún pudieras encontrarme pese al hecho de que hice hasta lo imposible por ocultarme —dijo el Señor Demonio con una sonrisa fría. Aunque se estaba enfrentando a la ciudad entera solo, no perdía la calma ni la compostura.