Con el martillo gigante en la mano, el joven vestido de negro era como un Dios de la Guerra sin igual. Sus ojos brillaron fríamente mientras la túnica negra de su cuerpo ondeaba ruidosamente en el viento. Su voz era tan fría como el hielo mientras hablaba sin prisa:
—¡Hombre muerto, no hay necesidad de que conozcas mi identidad!
—¡Está bien! ¿Por qué necesito saber la identidad de un hombre muerto?
Al escuchar las palabras del joven vestido de negro, Duan Ling Tian quedó momentáneamente aturdido antes de estallar en una carcajada. La risa de Duan Ling Tian hizo que Huang Daniu, Su Li y Zhang Shou Yong se miraran sin poder.
—¿Duan Ling Tian todavía puede reírse en voz alta en este momento? ¿Podría ser que él tiene fe en sí mismo para vencer a ese joven vestido de negro?
Su Li murmuró en voz baja con los ojos entrecerrados.
