—¡No uses una bala tan barata si tienes pelotas!
—¿O podría ser que la gente de Pico de madera solo sepa cómo confiar en la fuerza externa?
—¡Parece que soy yo quien tengo una mejor previsión después de todo! Gracias a Dios que he dejado Pico de madera temprano. De lo contrario, habría sido una desgracia para mí, Hu Fei, ¡asociarme con ustedes!
Hu Fei continuó gritando con ira.
Mientras rugía, siguió moviendo su cuerpo rápidamente por miedo a ser atacado de nuevo. Dos palmadas y un golpe lo habían dejado con una cara de cerdo y una cabeza ensangrentada y maltratada.
Él estaba actualmente en un completo desastre. Todos los signos de la actitud arrogante que había mostrado antes habían sido arrojados por la ventana.
La multitud de los discípulos de la Secta de Cinco Elementos observó a Hu Fei, quien se había transformado en una bola de llamas que barría el cielo con la boca abierta.
