Luego de que la madre y el abuelo acordaran el casamiento de Duan Ling Tian y Li Fei, se reunieron a cenar esa noche.
Después de comer, Duan Ling Tian acompañó al abuelo y su nieta de regreso a casa.
El anciano fue sensato y fue el primero en retirarse a su habitación.
—Pequeña Fei, a partir de hoy, eres mi prometida... —dijo Duan Ling Tian, con astucia.
—¡Qué mierda! Es solo un arreglo, no nos hemos casado todavía —refutó Li Fe volteando los ojos a Duan Ling Tian.
La mirada de Duan Ling Tian ardía al examinar el cuerpo de Li Fei, tragó saliva y dijo con codicia:
—El Abuelo ya ha dicho que en dos años, cuando cumpla 18 años, nos casaremos. Pequeña Fei, ¿por qué no me quedo a dormir aquí hoy?
—Eso quisieras.
Li Fei en estado alerta, se desplazó de manera grácil hasta su habitación y se encerró dando un portazo.
Duan Ling Tian lo único que pudo hacer es partir riendo amargamente.