El rostro feroz y salvaje del Amo del Fuerte del Lobo, Qing Lang, estaba cubierto de una sonrisa indefensa y amarga.
Después de respirar profundamente, Qing Lang levantó sus manos y las presionó hacia abajo.
—¡Whoosh!
Instantáneamente, vastas llamas salieron de sus palmas y barrieron el cielo sobre el fuerte interior en un parpadeo, y luego se formó una barrera de color rojo ardiente.
Esta barrera de color rojo ardiente era como una extensión de nubes ardientes que bloqueaban la línea de visión de los ancianos y discípulos del Fuerte del Lobo del Cielo en el cielo de abajo, causando que no pudieran ver lo que estaba sucediendo en lo alto del cielo.
En este momento, Qing Lang no pudo evitar suspirar con emoción sobre su ingenio.
Bajo las expresiones de asombro de los cinco grandes Vice Maestros del Fuerte, el cuerpo del anciano con ropas azules se expandió mientras numerosos hilos de piel de color azul crecían de él.
