En el vasto lago de la finca del clan Dongguo, la pérgola en el centro del lago que acaba de ser destruida hace más de un mes ya ha sido reconstruida.
Al lado de la pérgola, un anciano se sentó tranquilamente con una caña de pescar en la mano, y estaba pescando.
A pesar de que estaba pescando, sus ojos estaban bien cerrados, y su cara tenía una ligera sensación de soledad.
Este anciano no parecía ser diferente a un anciano ordinario.
Después de mucho tiempo.
—Ay.
El viejo abrió los ojos y dio un largo suspiro, y luego levantó la caña de pescar para mirar el anzuelo recto y murmuró: "No he podido calmar mi corazón desde que Han se fue..."
—Han, ¿sabes que desde que el abuelo se enteró de la noticia de tu partida, no he podido pescar ni un solo pez?
El viejo respiró profundamente, y el brillo de las lágrimas se llenó y parpadeó en sus ojos.
—¡Patriarca!
