—¿No? —los rostros del Patriarca del Clan Zhu y del Joven Maestro Mayor se amargaron al mismo tiempo.
Al conocer cómo se habían dado los sucesos, lo que más deseaban era despedazar a esos dos sirvientes del Clan Zhu.
Ahora que supieron que alguien los había dejado escapar, ¡en su corazón rugían llamas de ira!
—¿Por qué los has dejado escapar? —el Joven Maestro Mayor del Clan Zhu miró a Duan Ling Tian mientras le preguntaba con voz grave.
Sus palabras tenían un tono inquisidor.
Aunque el Patriarca del Clan Zhu no había dicho una sola palabra, la mirada que disparaba hacia Duan Ling Tian se había vuelto más fría.
En este momento, el padre e hijo parecían haber olvidado que de no haber sido por la ayuda de Duan Ling Tian, la Joven Señorita del Clan Zhu, Zhu Qing, ya se habría convertido en un espíritu ante los sables de esos dos sirvientes del Clan Zhu.