Mientras caminaba a la par con la Princesa Bi Yao en el Palacio Imperial, Duan Ling Tian tuvo la intención de decirle a la Princesa Bi Yao que deseaba que no desperdiciara su vida esperándolo.
Pero inesperadamente, la actitud de la Princesa Bi Yao fue similar a la de Xiao Lan.
Habló de una manera que hacía pensar que no se casaría con nadie excepto Duan Ling Tian y que prefería esperarlo a él por siempre.
Duan Ling Tian sintió impotencia.
—¿Será que de veras habré heredado el carisma de mi vida anterior? —pensó para sí, Duan Ling Tian, quien por dentro era un presumido.
Como rey de los mercenarios en su vida anterior, no le faltaban mujeres extraordinarias a su lado. Algunas querían casarse con él, otras querían hijos con el, algunas estaban dispuestas a entregar todo por él...
—Parece que tener cierto carisma no es siempre tan bueno —pensó Duan Ling Tian.