—¡Ge Lu, Ge Lu! —cuando Ba Er advirtió que Ge Lu no reaccionaba luego de su transmisión de voz, subió el tono y comenzó a gritarle con firmeza.
Pero sin importar cuánto le gritaba, Ge Lu no reaccionaba en lo más mínimo.
¡Fiuu!
Justo en ese momento, una brisa sopló por el jardín imperial, una brisa que debería haber hecho sentir frescura a los demás, pero en cambio, parecía haberse transformado en este momento en una ola de viendo helado.
Aparte del murmullo de Ge Lu suplicando piedad, solo se oían los gritos incesantes de Ba Er en el jardín imperial.
—Tú... ¿Qué has dicho exactamente? —la mirada de Ba Er se movió de Ge Lu a Duan Ling Tian y le preguntó con un grito.
La voz de Ba Er estaba algo temblorosa.
Para este momento, si no se hubiera dado cuenta de que el joven al lado del emperador había sido el responsable de esto, habría vivido tantos años en vano...