—¡Duan Ling Tian es un monstruo! Simplemente, no es humano —Zhao Yu no pudo contener su asombro.
Los logros de Duan Ling Tian eran algo por lo que no podía evitar sentirse sorprendido, a pesar de haber vivido la mitad de su vida.
Al recordar el conflicto entre Duan Ling Tian y su hijo, Zhao Lei, cuando Duan Ling Tian recién había llegado a la Ciudad Ancestral de Eternia, no pudo evitar reír con amargura.
—Parece que Lei solo podrá sufrir su derrota en silencio esta vez... ¡No sólo él, sino que ni siquiera yo podría ofender a Duan Ling Tian!
No era difícil para él imaginar la importancia de Duan Ling Tian para la actual Secta Espada de las Siete Estrellas.
—Eh, hay mucho más aquí atrás... —casi sin esperar más, Zhao Yu advirtió que en la carta de su primo, Zhao Lin, había un segmento largo luego de la descripción de las hazañas de Duan Ling Tian.
Continuó leyendo.
