Finalmente, la mirada del Anciano de la Prueba, Jiang Huai, barrió a todos los discípulos de la corte exterior que aún no habían participado en la prueba del discípulo de la corte interior. La cara de los discípulos de la corte interior se ponía espantosamente pálida por todas partes por donde pasaba la mirada de Jiang Huai. El anciano frunció el ceño y al final su mirada se dirigió a Duan Ling Tian, He Dong, y Hu Xue Feng.
—Duan Ling Tian, He Dong, Hu Xue Feng... ¿Quién de ustedes tres va primero?
Duan Ling Tian se encogió de hombros con un expresión indiferente. He Dong estaba ardiendo de ganas de probar. Sin embargo, ninguno reaccionó tan rápido como Hu Xue Feng.
—¡Yo! —gritó Hu Xue Feng,como si quisiera jugar sus cartas para volver a ganar el honor que había perdido antes.
Al mismo tiempo que la postulación voluntaria de Hu Xue Feng causó una conmoción en el grupo de discípulos de la corte exterior, provocó que mucha gente sintiera admiración.
