Luego de lanzar por el aire al discípulo del Pico Megrez de una patada, Duan Ling Tian se volvió a acercar a él.
Cuando el discípulo intentaba pararse, Duan Ling Tian colocó su pierna sobre su pecho y lo golpeó hasta que cayó de nuevo al suelo.
¡Pum!
El cuerpo del discípulo del Pico Megrez se desplomó otra vez y se asombró tanto por la fuerza ejercida que su rostro se puso pálido, luego miró a Duan Ling Tian con ojos llenos de miedo y terror.
—¿Quién te envió? —el tono de Duan Ling Tian permanecía calmo, pero su mirada estaba aún más fría, lo que sin duda enviaba el mensaje al discípulo del Pico Megrez que ya no le quedaba mucha paciencia.
—De veras nadie me ha enviado... ¡De verdad! —la mirada del discípulo del Pico Megrez se agudizó y dudo por un momento antes de demostrar cierto recelo mientras hablaba con expresión llena de pánico.