—Hiic, hiic —Duan Ling Tian acababa de poner la Leche de Estalactita de 10.000 años en manos de Ke Er cuando la ratoncita dorada asomó su cabeza desde la manga de Ke Er y emitió un chillido.
Sus ojos verdes como el jade ahora se habían posado sobre los frascos con Leche de Estalactita de 10.000 años en manos de Ke Er y sus ojos revelaban puro deseo...
—Hiic, hiic —la ratoncita dorada asintió con la cabeza de manera muy coqueta, como si le rogara a Ke Er para que le diera la Leche de Estalactita de 10.000 años.
Ke Er guardó la Leche de Estalactita de 10.000 años y acarició la cabeza de la ratoncita dorada mientras le decía con una sonrisa:
—Pequeña Dorada, el Joven Maestro ha dicho que no puedes beber tanto de una sola vez... Te daré algo de beber dentro de unos días.
—Hiic, hiic —la ratoncita dorada transmitía cierto pesar en sus ojos.