¡Pum!
El cuerpo de Shi Yan salió despedido como una flecha que abandona su arco y cayó ferozmente al suelo, luego escupió una bocanada de sangre.
—¡Ah! —la voz de estridente como cuervo de Shi Yan emitió un chillido tan desagradable que perforaba los tímpanos.
A continuación, intentó ponerse de pie con mucha dificultad y sus ojos triangulares miraron fijos a Duan Ling Tian. En ellos había profundo odio y melancolía.
—Tú... Tu has lastimado mi Dan Tian... ¡Me has lastimado mi Dan Tian! ¡No dejaré que te salgas con la tuya, no dejaré que te salgas con la tuya! —después de decirle un par de palabras hostiles, Shi Yan se aferró a su Dan Tian y tomó su espada espiritual grado siete, luego partió rápidamente de la quebrada.
Su apariencia de por sí encorvada, ahora se había encorvado del todo.
El rostro de Duan Ling Tian se endureció al oír las amenazas de Shi Yan y un instinto asesino apareció en su interior.