Duan Ling Tian y las dos chicas no pudieron evitar empezar a reírse cuando vieron las acciones del pequeño ratón dorado.
¡Fiss! ¡Fiss!
Los ojos de las dos pequeñas pitones se enfriaron y se transformaron en dos relámpagos que volaron, y abrieron la boca para morder al pequeño ratón dorado.
800 antiguas siluetas de mamut aparecieron sobre cada una de ellas.
—Pequeña Negra, Pequeña Blanca, ¡no lo hagan!
Ke Er exclamó sorprendida. Ella quería detenerlos, pero ya era demasiado tarde.
—¡Chii, chii! —chilló. El pequeño ratón dorado no tuvo miedo en lo más mínimo y se enfrentó a las dos pequeñas pitones y levantó sus garras para abofetearlas.
Mil siluetas se condensaron en forma de mamuts antiguos sobre él. Las dos pequeñas pitones fueron abofeteadas sucesivamente por las garras del ratón dorado.
