—Esto... —Duan Ling Tian se encontraba en una situación difícil. Si llevara a la Princesa Bi Yao a su casa, ¿Li Fei lo despellejaría?
Duan Ling Tian sintió un escalofrío que corría por su espalda al recordar los celos de Pequeña Fei.
Sin embargo, al ver a la Princesa Bi Yao y su mirada delicada y gentil tan llena de ansiedad, su corazón al fin se ablandó.
Podría llevarla solo como su huésped...
Duan Ling Tian se convenció a sí mismo.
Como era de esperarse, cuando Duan Ling Tian llevó a la Princesa Bi Yao a su casa, Li Fei se puso en alerta desde el primer minuto.
El rostro de Li Rou mostraba una sonrisa falsa.
Por casualidad, Xiao Lan estaba acompañando a Li Rou y, al ver a la Princesa Bi Yao, cierto asombro apareció en su rostro precioso.
Nunca imaginó que una mujer que Duan Ling Tian trajo a la casa por casualidad tendría una apariencia que no era inferior a la suya, a la de Ke Er y a Li Fei.