—¿No lo vas a gritar? —la voz de Duan Ling Tian era fría e indiferente, como si saliera de lo más profundo del infierno. Un instinto asesino aterrador emanó de su cuerpo y envolvió a la jovencita.
De inmediato, la muchacha sintió como si estuviera en medio de un campo de batalla horroroso. Un pavor emergió desde lo más profundo de su corazón y dijo con prisa:
—Lo diré, lo diré...
—¡No te atrevas! —el rostro de Tong Li se ensombreció, porque nunca imaginó que esta chupamedias se atreviera a gritarlo, entonces levantó su mano e intentó darle una bofetada a la muchacha.
¡Fiiuu!
Justo en ese momento, el látigo negro en manos de Duan Ling Tian se disparó y aterrizó sobre el brazo de Tong Li.
¡Zas!
Junto con un chillido agudo, Tong Li retiró su brazo, que ahora tenía una marca negra como la noche...