—Bien, muy bien…, esperen y verán.
A pesar de que el joven que iba a la cabeza del grupo estaba furioso y no deseaba nada más que sacrificar a los cinco nuevos estudiantes que tenía ante él, no se atrevía a hacer ningún movimiento en la cafetería.
Esta cafetería era un negocio que se hallaba bajo la dirección del Vicedecano de la Academia de Paladines, y el grupo de asistentes dentro de la cafetería eran los ojos y oídos del Vicedecano. Por lo tanto, si atacara a alguien dentro de esta cafetería, incluso si tuviera la suerte de no morir, aún así se enfrentaría a un castigo terrible. ¡Incluso hasta el punto de ser expulsado de la Academia de Paladines!
En la Academia de Paladines, el Decano casi nunca mostraba su cara. Incluso entre los estudiantes de sexto grado, no había muchos que hubieran visto al Decano en persona, y la mayoría de las veces eran los dos Vicedecanos los que estaban a cargo. ¡Los Vicedecanos tenían autoridad absoluta!