En el camino de regreso a Ciudad Armadura Negra, Duan Ling Tian y Yang Da vieron a los soldados del Ejército de Armadura Negra marchando hacia la propiedad del Clan Lian ¡con rostros que parecían como si una nube negra se aproximara a la ciudad amenazante y con ganas de arrasarla!
—Parece que me he excedido. Duan Ling Tian azuzó a su caballo para que avance rápido mientras se rascaba la nariz avergonzado.
Yang Da le volteó los ojos a Duan Ling Tian:
—Esto es todo obra tuya, muchacho.
—Si quieres que hablemos del verdadero instigador de todo esto, no he sido yo, ¿verdad? No tengo nada contra el Ejército de Armadura Negra ni el Clan Lian, por lo tanto, no tengo motivos para tenderles ninguna trampa. ¿No ha sido tu Ejército de Sangre de Hierro el que me ha encargado esta misión de mierda? ¡Un trabajo tan difícil como ingrato! —dijo Duan Ling Tian
—Vamos. Como el asunto está terminado, el Comandante seguramente estará satisfecho.