Al oírlo Duan Ling Tian frunció el ceño.
No era inesperado para él que el vicecomandante Qiao Qing Shan lo llamara. Después de todo, había matado a un miembro del Ejército de Sangre de Hierro.
—¡Duan Ling Tian, iremos contigo y brindaremos nuestro testimonio de que ha sido todo como dices! —se ofrecieron Xiao Yu y Meng Quan poniéndose de pie.
—No hace falta. Como el vicecomandante ha enviado a alguien a buscarme y no a detenerme, significa, sin duda, que ha encontrado la solución al asunto. Estaré de regreso enseguida —dijo sonriendo Duan Ling Tian.
—Tienes razón —dijo Xiao Yu asintiendo con la cabeza. No era una persona impulsiva pero la preocupación le había hecho perder un poco el control.
Duan Ling Tian salió de la carpa y saludó al soldado que lo esperaba afuera:
—Hermano mayor, soy Duan Ling Tian.