Cuando Luo Huo'er dijo esas palabras, todos se quedaron en silencio. El resultado era obvio. Yi Yun había logrado refinar una reliquia, pero Luo Kui, a pesar de su ostentoso espectáculo, había terminado refinando un montón de cenizas.
La Emperatriz Xuan tampoco entendía lo que había pasado. Miraba a Yi Yun con asombro, sin la certeza de si él sabía que iba a ganar desde el principio. Todo parecía una coincidencia, pero la calma y compostura que había tenido Yi Yun desde el principio la hacía creer que siempre había tenido todo bajo control.
¿Había previsto ese resultado desde el principio?
La Emperatriz Xuan le envió una transmisión de voz a Luo Huo'er.
—¿Qué pasó, Huo'er?
—Je, je. Yo tampoco sé específicamente lo que pasó, madre, pero Yi Yun es una persona muy interesante. ¡No es fácil hacerlo sufrir!