—¿Llegaste hace mucho tiempo, hermano Yi? —preguntó Tao'er con la cara sonrojada.
—Eh… acabo de llegar. —mintió él al notar la incomodidad de la niña.
Tao'er creyó fácilmente sus palabras, y dio un claro suspiro de alivio.
—Está bien, está bien. Parece que ahora estás mucho mejor…
No podía sentir el flujo de energía de Yi Yun, pero lo notó por el color de su rostro.
Antes había estado gravemente herido. Todos sus órganos se habían dañado, así que si él hubiera sido una persona normal, ya habría muerto. Tao'er no esperaba que se mejorara tan rápido. Su velocidad de recuperación fue verdaderamente impresionante.
—Sí, la Señora Luo me dio una reliquia de recuperación que me ayudó bastante. —respondió Yi Yun de manera casual.
Al escucharlo, la niña sonrió, como si estuviera feliz por sus palabras.