En el amplio y oscuro Gran Palacio, el suelo estaba cubierto de pesadas rocas negras. Entre ellas había pedazos de huesos de bestias. Yi Yun y Jiang Xiaorou siguieron a la anterior Reina Desolada a través de un corredor de piedra negra. A ambos lados de la pared colgaban tenues luces de fluorita.
—Es aquí.
La mujer abrió una pesada puerta de piedra. Al otro lado había una gran sala. En el suelo había un altar de treinta centímetros de alto que tenía tallado una formación de estrella de seis puntas.
Las runas de la formación estaban retorcidas como renacuajos y parecían muy simples. Después de echar un vistazo, Yi Yun pensó que era diferente a la gran matriz de teletransportación que esperaba ver.
Se volvió para mirar a la anterior Reina Desolada, y le preguntó con cierta incertidumbre: —¿Esta es la matriz de teletransportación antigua que el Señor Jiang usó en el pasado para regresar a los Doce Cielos Empíreos desde el Desierto Divino?
