Yi Yun sabía muy bien que había un significado más profundo en el «no me decepciones» de Luo Huo'er. De hecho, esa apuesta era el resultado de la mentalidad lúdica de la princesa, que esencialmente era una mocosa que ansiaba ver al mundo en caos.
En ese momento, sonó una transmisión de voz de la Emperatriz Xuan Qi.
—Estás haciendo tus travesuras sin sentido otra vez, Huo'er. ¿Sabes qué pensara Firmamento Carmesí si tu apuesta se hace efectiva? Yi Yun se convertirá en el orzuelo de su ojo, una causa de dolor de la que querrá librarse.
A pesar de escuchar las palabras de su madre, Luo Huo'er respondió con desagrado: —Yi Yun ya es un orzuelo en el ojo de Firmamento Carmesí. Hacerlo un poco más grande no hará cambiará nada. Además, yo también lo soy.
La Emperatriz Xuan no habló más después de esa respuesta. Solo sacudió la cabeza porque no había duda de que Yi Yun ya era un orzuelo en el ojo del Príncipe Firmamento Carmesí.